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Otra tontería de periodistas: la IA y la automatización harán que se pierdan uno de cada tres puestos de trabajo.

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¡¡¡Qué miedo!!!

En general, cuando controlas alguna actividad técnica y ves cómo es descrita por los periodistas en algún medio de comunicación, te das cuenta de lo poco que suelen entender y lo mal que lo transmiten.

Es comprensible, ya que, cuando ves la cantidad de horas de contenido de prensa, radio y TV que deben aportar, te das cuenta de que es imposible que expliquen bien casi nada, porque no hay tiempo ni pausa, ni para entenderlo, ni para contarlo.

Con la IA, no obstante, han encontrado un chollo impresionante, porque presenta un campo inmenso que les permite decir cualquier tontería que se les ocurra y despertar miedo e incertidumbre.

No solo periodistas poco informados son los que trasladan ideas absurdas a la opinión pública. Observo con estupor que incluso filósofos serios escriben artículos y ensayos sobre algo que estoy seguro de que no entienden.

Se nota que las opiniones de las personas que codifican los algoritmos y entrenan los programas de inteligencia artificial resultan mucho menos atractivas, porque es rarísimo encontrarlas.

¿Qué pasaría si el miedo a la IA fuera solo un negocio?

Esa es una posibilidad que plantea Julián Estévez en un artículo que se adjunta en Blogpocket, un blog de Antonio Cambronero, que aporta mucho contenido sobre IA.

El miedo a la inteligencia artificial y a su potencial para reemplazar trabajos o representar riesgos existenciales, podría ser una estrategia deliberada de las grandes empresas tecnológicas. 

Las grandes tecnológicas promueven narrativas alarmistas sobre los riesgos de la IA para asegurar su posición dominante en el mercado y captar inversiones.

Presentar la IA como peligrosa refuerza la idea de que solo empresas específicas pueden manejar esta tecnología de manera «segura». Esto limita la competencia y excluye a actores más pequeños o independientes.

Hay que analizar con escepticismo las narrativas sobre IA provenientes de las grandes tecnológicas, ya que estas podrían estar motivadas por intereses económicos.

¿Y si estamos ante una nueva burbuja tecnológica?

Para estar al día en cuestiones de tecnología estoy suscrito a Xataka, que en muchos de sus boletines ya avisa de esa posibilidad:

El Cada vez hay más voces dentro de la industria tecnológica que piensan que la IA es una gigantesca burbuja. Y tienen buenos argumentos

Se suponía que la inteligencia artificial iba a cambiar el mundo, pero por ahora esa promesa no se está cumpliendo.

Y mientras ahí está Sam Altman, emperador de OpenAI, desafiando a todo y a todos y tratando de recaudar otra cantidad absurda para seguir quemando dinero en esta, la gran hoguera tecnológica de nuestro tiempo.

Que por ahora da calor, pero poco más.

De otra página divulgadora de tecnología, Genbeta, destacaría otro artículo en la misma línea, donde describe el estudio que dos economistas han hecho para la Oficina Nacional de Investigación Económica en Dinamarca:

Han estudiado el efecto de la IA en 7.000 empresas y tienen un veredicto: ni hay mejoras en la productividad ni ahorros en costes

Nuestros hallazgos desafían las narrativas de una inminente transformación del mercado laboral debido a la IA generativa.

Un paso más en el proceso de automatización.

Probablemente, la comparación que hace Bill Gates sea la más acertada.

No creo que el impacto de la IA sea tan dramático como el de la revolución industrial, pero, sin duda, será tan grande como la introducción del PC.

Las aplicaciones de procesamiento de textos no acabaron con el trabajo de oficina, pero lo cambiaron para siempre. Los empresarios y los empleados tuvieron que adaptarse, y lo hicieron.

En la misma línea se manifiesta el ingeniero peruano Raúl Delgado Sayán en su trabajo Mitos y Realidades Inteligencia Humana e Inteligencia Artificial, que probablemente es quien da una visión más completa de la realidad de la inteligencia artificial y su futuro inmediato.

Pero la automatización empezó hace muchos años.

Tal como comento en el apartado Sobre mí, yo lo constaté en primera persona hace mucho tiempo.

En el año 1976 me encontraba sin trabajo y me hablaron que en un banco de ámbito nacional buscaban gente titulada para trabajar «en informática«.

Quien me lo dijo era la única persona que yo conocía que se dedicaba a ello, era programador, y yo no tenía una idea muy clara de lo que era eso.

Imagino, que en aquellos tiempos, solo habría unos miles de personas, principalmente en la banca y las empresas de ordenadores (IBM sobre todo), que se dedicasen a la informática y ya se hablaba de la automatización y de su efecto en la sociedad y en la cantidad de gente que se iba a quedar sin trabajo.

Efectivamente, en la banca produjo un gran impacto, se habla de cerca de 100.000 puestos de trabajo en estos 30 últimos años, si bien, en su mayoría, fueron prejubilaciones a los 52 años y en gran medida producto no solo de la informatización, sino, sobre todo, de numerosas fusiones de entidades bancarias.

Pero aun aceptando el impacto en el empleo que hubo en la banca,

¿cuántos cientos de miles, o MEJOR, cuántos millones de empleos habrá en la actualidad relacionados con la informática?

¿Con la Inteligencia artificial pasará lo mismo o tendrán razón los periodistas y tertulianos?

Ya he comentado en diversas entradas que soy un usuario cada vez más frecuente de varios chatbots de inteligencia artificial, Perplexity y Gemini especialmente.

Soy muy consciente de la enorme mejora de productividad que suponen respecto a obtener respuestas y realizar trabajos con los buscadores tradicionales.

También intuyo los grandes avances que puede aportar en el terreno del tratamiento de imágenes en áreas como Sanidad e Industria.

Dice la investigadora de Microsoft Kiran Tomlinson en Genbeta:

«Nuestro estudio explora qué categorías laborales pueden utilizar chatbots de IA de forma productiva«. Y añade que esta investigación «muestra que la IA facilita muchas tareas, en particular las que implican investigación, redacción y comunicación, pero no indica que pueda desempeñar plenamente ninguna ocupación en particular«.

A pesar de reconocer el importante avance que pueda suponer, yo, como Bill Gates, me imagino, he vivido los suficientes cambios tecnológicos como para no deslumbrarme ahora.

  • En el año 1976, yo codificaba programas COBOL con lápiz y goma de borrar y utilizaba una plantilla de plástico para el flujograma.
  • Empresas de grabación pasaban lo escrito a disquetes que se cargaban en el ordenador de desarrollo.
  • Después, los programas se depuraban y corregían, línea a línea, en las pocas pantallas disponibles, en las que había que establecer turnos para utilizarlas. (Si alguien tiene curiosidad de cómo era la informática en aquellos tiempos, puede consultar el blog Historia de un viejo informático que explica maravillosamente la época del crecimiento de la tecnología informática)
  • Y hoy en día estoy haciendo un blog, que no deja de ser una página web, sin tener los conocimientos tecnológicos que pudieran parecer necesarios. Así que, algo ha llovido desde 1976 y algún que otro salto tecnológico ha habido.

Por eso, por lo que el viejo informático y yo hemos vivido, yo apuesto a que pasará otra vez lo mismo que en los saltos tecnológicos anteriores.

Al contrario de los que muchos «sesudos pensadores» del mundo de la cultura y del supuesto pensamiento opinan, o más bien asustan, la IA va a generar muchísimos más puestos de trabajo que los que va a hacer innecesarios.

Un ejemplo sencillo que se me ocurre es el de la utilización de la IA para el diagnóstico de enfermedades a través del análisis de imágenes del tipo de las que producen los escáneres y las resonancias magnéticas.

  • Reprocesamiento de imágenes. Antes de que la IA las analice, las imágenes suelen pasar por un proceso de mejora de calidad y de normalización de tamaños y ajustes para hacerlas más adecuadas para que el algoritmo las procese. Esto se traducirá probablemente en una modificación de los actuales equipos o de creación de nuevos equipos de procesamiento de imágenes.
  • Entrenamiento de la IA. Se necesitarán cantidad de Radiólogos para entrenar a la IA, y se necesitarán innumerables equipos y personas para introducir en el sistema centenares de miles de imágenes para cada tipo de enfermedad con su diagnóstico.
  • Más Equipos y más personal. En cuanto se evidencie su utilidad, la demanda de pruebas de diagnóstico temprano se multiplicará exponencialmente. Como es natural, y aunque como dicen, la IA acorte los tiempos de escaneo, será necesario fabricar muchísimos más equipos y contratar a muchos más técnicos radiólogos para manejarlos, así como a muchos más médicos para validar resultados.
  • La IA será responsable, por tanto, de la creación de cientos de miles de puestos de trabajo altamente cualificados, tanto para construir nuevos equipos, como para manejarlos y como para confirmar los diagnósticos.

Exactamente, al revés de lo que políticos, periodistas y tertulianos llevan diciendo desde hace unos años. La ignorancia es muy atrevida.

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